sábado, 29 de junio de 2019

Ficha de cátedra Nº1. Síntesis de temas y textos para el parcial del 3/7

Ficha de cátedra. Bloque 2. Psicoanálisis y estructuras clínicas.

Primera parte (corresponde a la clase del 5 de junio y a los textos “Psicoanálisis” y “Dos artículos de enciclopedia: psicoanálisis y teoría de la libido·”.

En esta clase vamos a estudiar una introducción a la corriente psicoanalítica, a fin de aprehender conceptos básicos y su contexto de surgimiento. Esta introducción general es necesaria para luego poder hacer foco en las estructuras clínicas y la llamada psicopatología desde una óptica psicoanalítica. Para realizar este estudio introductorio vamos a utilizar fuentes primarias, es decir, textos escritos por el propio Freud que son síntesis sobre su teoría.

Freud (1856-1939) fue un médico que se interesó tempranamente por la neurología y el estudio de la psiquis. En términos de ideología científica dominante, en este momento histórico con pleno desarrollo del capitalismo predominaba en la medicina y la psiquiatría el paradigma positivista, que buscaba medir datos objetivos y encontrar la localización orgánica de la enfermedad. Ante esto Freud con el psicoanálisis establece dos rupturas: una con la objetividad que buscaba homogeneizar a las patologías, a lo que Freud confronta con el predominio de la vertiente subjetiva en cuanto a la presentación singular de cada manifestación psicopatológica (no es posible hallar dos iguales). La segunda ruptura es con el organicismo, otorgando primacía a la causalidad psíquica de las enfermedades mentales y a la dimensión vincular y social para la constitución subjetiva.

Para explicar el desarrollo de la teoría psicoanalítica, Freud parte desde su génesis, y aquí podemos situar un doble origen del psicoanálisis:
1) Los estudios “psicopatológicos”. A partir de casos clínicos y tratamiento de la histeria, Freud junto a su colega Breuer buscaron explicar la Causalidad psíquica de los síntomas, no meramente orgánica como intentaba explicar la psiquiatría de la época. A la vez, sus descubrimientos tuvieron una implicancia clínica, ya que desarrollaron un método terapéutico.
2) El estudio de los sueños, los actos fallidos, el chiste, como fenómenos “normales” que permitieron acceder al funcionamiento psíquico y sus leyes. Desde esta conjunción Freud elaboró una concepción que unificó descubrimientos sobre los “normal” y lo “patológico”, difuminando los límites entre ambos “estados”, otorgando centralidad al sujeto para definir su patología en términos del grado de sufrimiento psíquico más allá de lo soportable: cuando los síntomas se hacen intolerables.

1) Uno de los textos fundacionales es “Estudios sobre la histeria” (1895-6) el cual escribieron en conjunto con Breuer. Freud lo convocó porque había leído sobre sus desarrollos relativos al procedimiento de la hipnosis para tratar a una joven histérica (Caso Anna O). En estos desarrollos Breuer, coincidiendo con Freud, estableció que la etiología (causalidad) de la histeria era psíquica, no meramente orgánica (cuando en aquel momento se atribuía a una enfermedad del útero y/o del cerebro). Ambos postulan que determinadas vivencias (traumas psíquicos) generaron un exceso de emotividad (elevada carga psíquica) que no pudo ser tramitada adecuadamente y por ello produjeron los síntomas histéricos. Mediante la hipnosis, la paciente narraba esas vivencias y luego se impartían órdenes desde el médico para cancelar los síntomas. Entonces, esa energía (corriente afectiva), era liberada (abreaccionada) al revivir los hechos traumáticos que la generaron. Se provocaba una catarsis, por lo que lo denominaron método catártico. El caso de Anna O. junto a otros que trató Freud fueron expuestos en ese libro y a partir de ellos se extrajeron conclusiones teóricas y terapéuticas. Entre ellas citamos:

-El síntoma histérico se producía porque la energía de un proceso anímico era apartado del procesamiento conciente y guiada hacia la inervación corporal (provocando parálisis, contracturas, que eran las expresiones frecuentes de los síntomas de la histeria en ese contexto histórico).
-El síntoma es el sustituto de un acto anímico interceptado (pensamiento y afecto). Es la reminiscencia desfigurada (metafórica) de su ocasionamiento.
-La curación consiste en la liberación del afecto “mal guiado” y descarga mediante la palabra en el encuentro terapéutico con el médico.
Posteriormente, Freud cambió el método hipnótico por la asociación libre (libre fluir del discurso en vigilia en el cual aflora lo inconciente y es interpretado por el analista).

De aquí que el psicoanálisis es tanto un método de tratamiento como una ciencia de los procesos anímicos fundamentalmente inconcientes, y su objetivo terapéutico es hacer conciente lo inconciente.
Con la asociación libre Freud halló que se producían resistencias por parte del sujeto en el discurso (se refrenaba cuando iba a decir determinado contenido). Estas resistencias eran evidencia de una fuerza psíquica que denominó represión.

2) Con el estudio de los sueños (“La interpretación de los sueños”, 1990), las operaciones fallidas y el chiste, el psicoanálisis -que tuvo su motivación inicial en la explicación de los fenómenos psicopatológicos-, encontró que regían las mismas leyes en los procesos normales. Así Freud llegó a conclusiones referidas al funcionamiento general de aparato psíquico, de la vida anímica normal.

Con los años, elaboró una conceptualización con 3 puntos de vista de la vida anímica.

-Dinámico: en todos los procesos psíquicos entran en juego fuerzas que se promueven e inhiben unas a otras: las pulsiones. Son de origen orgánico y hallan su correlato psíquico en representaciones investidas afectivamente. Existen dos grupos de pulsiones, yoicas (autoconservación) y de objeto (ligadas al vínculo con los objetos) y las pulsiones básicas ocultas tras ambas son la pulsión de vida (Eros, que busca síntesis uniones cada vez más amplias) y de muerte (tiende a la destrucción y disolución).
-Económico: las subrogantes psíquicos de las pulsiones están investidas con determinadas cantidades de energía (catexias), y en el aparato psíquico funciona una tendencia a prevenir la sobrecarga y mantener lo más baja posible la suma total de las excitaciones, mediante las descargas de las cargas que se van acumulando. El decurso de los procesos anímicos es regulado por esta tendencia, denominada principio del Placer/displacer. En el curso del desarrollo este principio se modifica por la influencia del mundo exterior, se aprende a posponer satisfacciones y tolerar provisionalmente sensaciones displacenteras: rige el Principio de Realidad.
-Tópico: el aparato anímico está compuesto por tres instancias. El Ello, portador de las mociones pulsionales; el Yo, sector más superficial del Ello modificado por el influjo del mundo exterior; y el Superyó, que también proviene del Ello, gobierna al Yo y subroga las inhibiciones pulsionales. El Ello es totalmente inconciente, la conciencia es la función del estrato más externo del Yo, destinado a la percepción del mundo exterior.

Los pilares de la teoría psicoanalítica son: la existencia de procesos anímicos inconcientes, de una resistencia y represión, y el papel preponderante de la sexualidad y el complejo de Edipo (como fundante y estructurante de la subjetividad)
En el texto Freud aporta otros conceptos claves del psicoanálisis:

-La represión: en la psique hay un poder censurador que excluye de la conciencia aspiraciones desagradables. Las mismas permanecen inconcientes, y si el sujeto se empeña en recordarlas aparece una resistencia. Esta resistencia indica que justamente esos aspectos son necesarios trabajar. Lo reprimido consigue salir e influir en la vida anímica como en los sueños, los síntomas, actos fallidos.
-Las pulsiones: el síntoma neurótico es una satisfacción sustitutiva de una representación sexual reprimida. La vida sexual no comienza en la pubertad sino desde el comienza de la vida extrauterina y se desarrolla en dos tiempos. Alcanza su primer desarrollo a los 5 años, luego se produce un período de latencia con amnesia infantil y resurge en la pubertad. Las primeras vivencias son de gran importancia y junto con la constitución heredada producen el desarrollo del carácter y de la patología. La sexualidad no es solo la genitalidad. Las neurosis son inhibiciones del desarrollo de la libido. De las proporciones cuantitativas depende si el desenlace será normal o patológico.
-El Complejo de Edipo: es la más importante situación de conflicto que el niño debe solucionar. Significa la elaboración de las exigencias pulsionales. La salida exogámica, la prohibición del incesto, que es norma en todas las culturas. También implica el nacimiento y consolidación del Superyó.
-La Transferencia: los vínculos afectivos que se desarrollan hacia el médico, tanto cariñosos como hostiles no se fundan en la realidad sino remite al vínculo con los progenitores. Su manejo por parte del médico es lo que permite superar las resistencias y cancelar las represiones. También mediante el análisis la tarea puede significar levantar algunas represiones.

Pasemos a desarrollar un poco más lo expuesto hasta aquí:

Freud, hasta 1886 realizó una pasantía en la Salpetriere, clínica y escuela de Charcot (psiquiatra francés, que estudiaba la histeria) en París. Conoció a Breuer, que en 1880-1881 realizó el tratamiento de una joven histérica (Anna O.) y utilizó la hipnosis como método terapéutico para provocar la abreacción de los afectos y de esa forma “curar” los síntomas histéricos, recordando los pensamientos y los afectos asociados a ellos. Freud impulsó a Breuer a retomar estos descubrimientos y escribieron juntos el libro “Estudios sobre la histeria”. Llegaron a la conclusión de la génesis psíquica de la histeria, y que los síntomas poseían un sentido y un significado, son sustitutos de actos anímicos normales. Un segundo hallazgo fue que descubrir ese sentido cancelaba los síntomas, que la catarsis tenía un efecto terapéutico. La génesis de los síntomas histéricos se debía a un proceso anímico cargado de intenso afecto que no pudo acceder a la conciencia y la motilidad (expresión en palabras). Se le impidió abreaccionar, quedó estrangulado y encontró desahogo en la inervación corporal (conversión, parálisis). Este trauma psíquico se expresa en el síntoma, que es una reminiscencia continua deformada “el histérico padece de reminiscencias”.

Con estos descubrimientos se abrió paso el supuesto de procesos anímicos inconcientes. Contrario a las versiones de Janet que postulaba una génesis constitucional de la histeria, y al mismo Breuer que los síntomas se producían en estados hipnoides, Freud sostuvo que los mismos eran resultado de una defensa de un displacer. Por ese motivo renunció a la hipnosis ya que este método utilizaba la sugestión (dependía de que el médico de la orden de cancelar los síntomas) y si se destruía el vínculo volvían los síntomas. Lo cambió por la Asociación libre, que restituye el saber al sujeto y se basa en la emergencia del inconciente en el discurso del sujeto en el consultorio con el médico. Se enuncia la regla fundamental: “diga todo lo que se le ocurra sin excluir nada aunque le parezca desagradable, disparatado o nimio”. Donde aparecía la censura (el sujeto frenaba el discurso) estaba lo importante.

El estudio de los sueños otorgó un nuevo acceso al inconciente. En el sueño hay un contenido manifiesto que disfraza un contenido latente. Fue desfigurado y así traspasó la represión, mediante dos mecanismos principales: la condensación y el desplazamiento. La condensación es la sustitución de un contenido por otro, una metáfora. El desplazamiento se refiere al traspaso de la intensidad psíquica (del todo a la parte, o a una parte del contenido nimio se le otorga el valor de lo importante). Los pensamientos se transforman en imágenes visuales y se produce una elaboración secundaria que da sentido y coherencia. La fuerza impulsora de los sueños es una aspiración inconciente, reprimida durante el día, con la cual se conectan restos diurnos y a partir el material de los pensamientos latentes compuso un cumplimiento de deseo. El sueño es el cumplimiento disfrazado de un deseo inconciente reprimido que se asienta sobre la necesidad orgánica del dormir. Pensamientos concientes se transforman en inconcientes (representaciones palabra a representaciones cosa – imagen.) Contenidos psíquicos elaborados de acuerdo al principio de realidad se trasmutan según el principio del placer. Hay dos tendencias que influyen en la conformación del sueño: un deseo inconciente que busca satisfacción y la represión del mismo mediante la censura. El sueño, así como el síntoma, es una formación de compromiso que no es ni lo reprimido, ni lo represor, y es los dos a la vez. De aquí que Freud llega a la conclusión de que existe una misma legalidad que rige para lo normal y lo patológico, leyes propias del funcionamiento del psiquismo. Los actos anímicos normales como los actos fallidos y los sueños son similares en su mecanismo a los síntomas: tienen un sentido que la persona desconoce y pude hallarse mediante análisis.

-Valor etiológico de la vida sexual: con el tratamiento de las histéricas Freud descubre que las vivencias traumáticas que fundaron los síntomas se remontaban a la pubertad o a la primera infancia y tienen un carácter sexual. Primero cree que fueron sucesos reales, luego descubre el papel de la fantasía: en la gran mayoría de las ocasiones, lxs niñxs elaboran fantasías sexuales que tienen un origen en vivencias reales pero van más allá de ellas. Estas fantasías operan en la psiquis tal como lo harían vivencias reales, es decir que el significado subjetivo de estas fantasías tiene un poder sobre la vida psíquica. A su vez, La sexualidad se despega de la genitalidad y de la procreación.

-Desarrollo de la libido: es la fuerza pulsional de las pulsiones sexuales. Está compuesta por pulsiones parciales en las que puede volver a descomponerse, y solo poco a poco se unifican en organizaciones definidas. Primeramente, aspiran a satisfacciones en forma independiente unas de otras, luego se van centralizando en el curso del desarrollo. Sus fuentes (de donde proviene) son órganos del cuerpo, en particular zonas erógenas. Las representaciones psíquicas de las pulsiones tienen un vínculo somático. Todos los procesos corporales que revisten importancia funcional brindan contribuciones a la libido. Un detenimiento en estadios previos produce fijaciones en el desarrollo.

1º estadio oral: zona de la boca, acción de la succión. Aparece la pulsión parcial oral, y como objeto primordial el pecho materno. Halla su satisfacción apuntalándose en la necesidad de nutrición, pero siempre queda un resto de insatisfacción: no hay un objeto que colme a la pulsión. Luego se vuelve autoerótica, se autonomiza y halla su objeto en el propio cuerpo (succión del dedo, mano). También las pulsiones parciales de la zona genital atraviesan un período de satisfacción autoerótica (Freud “normaliza” la masturbación infantil, que era negada o sancionada por la moral de la época).

2º estadio anal o sádico anal: zona anal, se obtiene placer a partir de la retención y expulsión de las heces.

3º primado de los genitales: se produce la elección de objeto, de pareja sexual con uno de los progenitores y con el otro se establece una identificación, sentimientos de rivalidad y hostilidad.

-El desarrollo sexual tiene dos tiempos: luego de la primera infancia sobreviene un período de latencia durante el cual se construyen restricciones éticas, formaciones protectoras contra las mociones de deseo propias del complejo de Edipo, es la comprobación de la instauración de la represión. En la pubertad se produce la reactualización del Edipo, su reanimación inconciente, que ya cuenta con las marcas de la temprana infancia.

-La represión: la neurosis es la expresión de un conflicto entre el Yo y aspiraciones sexuales que le aparecen como inconciliables con su integridad o con exigencias morales (entre el Yo y el Ello). El Yo reprime esas aspiraciones no acordes, les sustrae interés, bloquea el acceso a la conciencia y su descarga motriz. Pero lo reprimido siempre aspira a salir, y por ello se producen las regresiones a etapas anteriores del desarrollo o bien irrumpiendo a la conciencia en forma de fijaciones infantiles en puntos débiles del desarrollo libidinal. El síntoma es una formación de compromiso entre lo reprimido y la fuerza represora: para pasar la represión tiene que admitir modificaciones, desfiguraciones del contenido original, tal como el sueño, para volver irreconocible su carácter de satisfacción sexual.

El Yo: es el reservorio de la libido narcisista, desde donde fluyen las investiduras libidinales de los objetos y en el cual estas pueden ser recogidas de nuevo. En las neurosis se dispone de una cuota de libido que aspira a transferirse a los objetos. En las psicosis hay un quite de la libido de los objetos, por eso, dice Freud, es tan difícil en trabajo analítico. Lacan le da una vuelta a la clínica de la psicosis, tiene su particularidad, no es igual a la neurosis, pero es posible.

La tarea del médico en el caso de las neurosis es ayudar a reconocer y luego vencer las resistencias, y que emerja lo inconciente.
Freud hace hincapié en los nexos entre lo anímico y lo corporal, en contraposición al interés meramente orgánico de la psiquiatría. Su terapéutica no es persuasiva ni busca el médico constituirse como autoridad, sino que procura averiguar la causa, no suprimir el síntoma. También se dejan de lado los ideales personales del médico. La “curación” o desaparición de los síntomas sucede por añadidura, es un efecto colateral del tratamiento que se basa en la expresión mediante la palabra de los conflictos que lo causaron. El fin del psicoanálisis es ahorrar el gasto psíquico que provocan los conflictos internos y dejar al sujeto en mejor uso de sus disposiciones y capacidades para disfrutar todo lo posible, amar y trabajar.
Teoría de libido: oposición entre pulsiones parciales y pulsiones yoicas (autoconservación). La pulsión tiene un carácter compuesto y puede volver a descomponerse. La pulsión (trieb) no es el instinto (instint), puramente orgánico, atado a las necesidades somáticas. La pulsión parcial posee:
Fuente: región o zona del cuerpo de la que recibe su excitación
Objeto: no es fijo ni único, se puede trocar por otro. Puede ser exterior o la propia persona.
Meta: descarga o satisfacción.

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• Segunda parte (corresponde a la clase del 12 de junio y a los textos “Esquema del psicoanálisis” y “El complejo de Edipo en Freud y en Lacan”).

Partimos de una pregunta a partir de lo visto en la clase pasada ¿Por qué es importante identificar el doble origen del psicoanálisis? Por dos cuestiones:

1) Freud llega a la conclusión de que existe una misma legalidad que rige para lo normal y lo patológico, leyes propias del funcionamiento del psiquismo. Los actos anímicos normales como los actos fallidos y los sueños son similares en su mecanismo a los síntomas: tienen un sentido que la persona desconoce y pude hallarse mediante análisis. En su construcción actúa el principio del placer, y el proceso primario, propios del Ello y del inconciente, que desfiguran el contenido inicial (lo reprimido) y elaboran otro contenido (lo que consigue pasar la represión). Mediante la palabra se propone una elaboración de dicho trauma mediante el proceso secundario, y llegar a identificar algo de ese contenido reprimido inicialmente.

2) La diferencia entre salud y enfermedad es más bien cuantitativa: elevado sufrimiento psíquico, elevado gasto psíquico. El fin del psicoanálisis es ahorrar el gasto psíquico que provocan los conflictos internos y dejar al sujeto en mejor uso de sus disposiciones y capacidades para disfrutar todo lo posible, amar y trabajar. Hay una energía psíquica propia del ser humano, que viene de las pulsiones. El objetivo de dichas pulsiones es mantener constante esa energía, desajustes requieren realizar descargas y/o cargas y eso requiere gastos psíquicos a enfrentar por el sujeto.
Se le otorga centralidad al sujeto porque él tiene el saber sobre el síntoma. Recurre a otro/analista para que lo acompañe en la “resolución” de su conflicto interno.

Vamos a empezar con el texto Esquema del psicoanálisis que tiene muchos conceptos que vimos la clase pasada. Según Freud, el aparato psíquico tiene varias piezas. El Ello es la más antigua de estas instancias, su contenido es todo lo heredado, lo que se trae con el nacimiento. Las pulsiones provienen del organismo y en el Ello encuentran una primera expresión psíquica. Bajo la influencia del mundo exterior, una parte del Ello experimenta un desarrollo, una transformación, y se establece como organización separada que media entre el Ello y el mundo exterior: el Yo.
El Yo controla los movimientos voluntarios. Tiene la tarea de la autoconservación y para eso percibe los estímulos externos, almacena experiencias sobre ellos en la memoria, evita estímulos hiperintensos, enfrenta estímulos moderados, aprende a alterar el mundo exterior acorde a sus fines. Hacia adentro, es decir hacia el Ello, va dominando las exigencias pulsionales, decide si debe satisfacerlas, las desplaza hacia circunstancias favorables en el mundo exterior, o bien las sofoca totalmente. Un aumento de la tensión es sentida como displacer y su rebajamiento es experimentado como placer. El yo aspira al placer, quiere evitar el displacer (Principio del placer).
El superyó es la instancia psíquica que se forma dentro del Yo como consecuencia del vínculo entre el niño y su familia. Luego, este superyó se separa del yo y actúa como un tercer poder que se ve precisado a tomar en cuenta (los otros son los requerimientos del mundo exterior y las exigencias pulsionales del Ello). El yo debe reconciliar entre sí todas estas exigencias. Cuando no encuentra una resolución efectiva aparece la patología: conflicto entre instancias psíquicas que se expresa en sufrimiento. En el curso del desarrollo, el Superyó recoge aportes de posteriores continuadores y de personas sustitutivas de los progenitores: educadores, figuras públicas e ideales venerados en la sociedad.

Las pulsiones son fuerzas tras las tensiones de necesidad del ello, representan los requerimientos que hace el cuerpo a la vida anímica. Hay dos pulsiones básicas. Eros y pulsión de destrucción. La Libido es la energía disponible de la pulsión de vida o sexual. Al principio toda la libido está en el yo, es un momento llamado narcisismo primario. Luego, el yo comienza investir con libido representaciones de objetos, es decir, deposita libido en objetos, tras lo cual la libido narcisista se trasmuda en libido de objeto. La libido es móvil, puede pasar de un objeto a otro. También puede producirse una fijación en determinados objetos. Tiene fuentes somáticas y afluye al yo desde diversos órganos y partes del cuerpo. De aquí hay varias conclusiones importantes:

1) La vida sexual no comienza en la pubertad, sino después del nacimiento
2) Sexualidad no es igual a genitalidad
3) La vida sexual incluye la función de la ganancia de placer a partir de zonas del cuerpo.

El primer órgano que aparece como zona erógena es la boca. Procurar la satisfacción de la necesidad de esta zona, primero sirve a la autoconservación por vía del alimento, pero el chupeteo en el que el niño persevera evidencia una satisfacción que va más allá del alimento, aspira a una ganancia de placer que es sexual. También en esta fase comienzas impulsos sádicos aislados, con la aparición de los dientes y el morder.
En la segunda fase, la sádico anal, la satisfacción es buscada en la agresión y en la función excretoria. El sadismo es una mezcla pulsional de aspiraciones libidinosas con otras destructivas.
La Tercer fase se denomina fálica, precursora de la plasmación última de la vida sexual, que lleva su nombre porque se basa en los genitales masculinos y la premisa universal del pene.
Estas tres fases coexisten juntas. La organización plena solo se alcanza en la pubertad en la fase genital, en la cual se conservan muchas investiduras libidinales tempranas y otras son acogidas dentro de la función sexual como actos preparatorios y otras son excluidas, reprimidas o bien forman rasgos de carácter y o se subliman desplazando su meta. Las inhibiciones en su desarrollo se presentan como múltiples perturbaciones de la vida sexual.

Complejo de Edipo:
Freud descubre la universalidad del complejo de Edipo. La existencia de deseos hostiles e incestuosos de lxs niñxs hacia sus progenitores o personas que lo cuidan es algo que aparece en todxs lxs sujetos y en todas las culturas. Cada niñe atraviesa el Edipo de forma singular, personal, desde su propia experiencia. La tragedia de Sófocles es una prueba más que Freud encuentra para sustentar la generalidad de este esquema estructurante y constituyente de la subjetividad.
El complejo de Edipo implica la elaboración de una ambivalencia amorosa hacia los cuidadores del niño: amor y hostilidad, componentes hetero y homosexuales. También implica el asimiento de la autoridad parental para después desasirse de ella. El complejo de Edipo y el de castración son reeditados en la adolescencia.
Freud toma la primacía del falo en la constitución edípica tanto del niño como de la niña. Mediante la amenaza de castración, el temor a perder el pene o la decepción por haberlo perdido se articula con la aceptación de la norma contra el incesto y la aceptación de la autoridad parental, de los límites.
Bajo el impacto de la amenaza de castración (en el varón), o la idea de haber sido castrada (en la niña), los deseos incestuosos depositados sobre los padres, son abandonados y resignados; trabajo que continúa en el segundo tiempo de la sexualidad y permite el hallazgo de objeto exogámico. La resignación de las investiduras primarias –tal como escribe en 1923- continúa en una operación que consiste en la sustitución de las mismas por una identificación. Pasa de lo que el sujeto quería tener a lo que querría ser (Ideal del Yo). Estamos ya en el terreno del “sepultamiento del Complejo de Edipo” que, no solo estructura el aparato psíquico dividido en instancias diferenciadas a través de la represión, sino que también da inicio a un nuevo momento lógico, la latencia, marcando lo anterior, lo pre-edípico como una primera oleada de la sexualidad ahora caída bajo represión.
Cambia los sentimientos sexuales amorosos por una identificación, admiración y deseos de ser como los padres. Se toman rasgos de cada uno, operación que se lleva a cabo de forma inconciente. La “resolución” del Edipo marcará, como veremos luego, la internalización de la ley y una determinada regulación de la sexualidad: primera elección de identidad de género y primera elección del compañere sexual. Entonces, la identificación va a jugar un papel fundamental en la formación del superyó que no solo va a direccionar el deseo del niño hacia su identidad de género sino que va a instaurar también la ley de prohibición.

Freud le atribuye al Complejo de Edipo, diversas funciones:

a) El hallazgo de un objeto de amor que deriva de las investiduras de objeto primarias.
b) La consolidación de identificaciones secundarias que resultan del Complejo de Edipo tras haber resignado a los padres como objetos incestuosos.
c) el acceso a una genitalidad posterior ya que en la etapa fálica se trataba de la instauración de la primacía del falo y no de la genitalidad.
d) la constitución de las diferentes instancias, especialmente la del superyó (como introyección de la autoridad paterna) que marca las prohibiciones de incesto y parricidio, así como también la constitución del ideal del yo.

El Complejo de Edipo según J. Lacan.

Lacan conceptualiza al complejo de Edipo como fundamental para la constitución de un sujeto, desde el comienzo de la vida, no solo desde la etapa fálica. Postula 3 tiempos del Edipo. Con esto explica que el aparato psíquico no viene dado, no se trae con el nacimiento sino que se constituye y se estructura en el vínculo con los otros. En el complejo de Edipo del niñe se reactualizan y operan el Edipo de los padres, por eso implica 3 generaciones: ya que los abuelos del niño fueron quienes constituyeron el Edipo de los padres.
Partimos de esta premisa: el bebe humano, cuando nace, no puede desenvolverse por su cuenta: hay un desvalimiento del bebé, que para sobrevivir necesita de unos otros que lo cuiden. Esos otros que se ocupan del niño van provocando su estructuración psíquica, ya que primeramente no hay un sujeto, hay un bebe, pero aún no está organizada su subjetividad, su yo. Porque, como vimos, al principio es puro Ello, puras fuerzas pulsionales desorganizadas actuando a la vez. Nacemos en la incompletud, pero seguiremos siendo incompletos toda la vida: el ser humano es un sujeto atravesado por el deseo, un sujeto barrado.
¿Qué es el falo para Lacan? Vamos a concebir el falo como el objeto que falta: es un objeto que primeramente se cree poseer, y también que todos los demás poseen, incluidos los padres. Este objeto se cree que completa al sujeto, y que con él no se siente la falta, la incompletud propia del ser humano. No nacemos con el deseo en nosotros. Eso se construye en el vínculo con los otros. Lacan postula 3 tiempos del Edipo en los cuales se va constituyendo y estructurando un sujeto. El falo, el objeto que falta, va modificándose para el sujeto en esos 3 tiempos.
No nacemos con el deseo pero sí nacemos con las pulsiones… que se basan en necesidades fisiológicas como la nutrición y la eliminación de las heces. Pero tienen un correlato psíquico: generan un placer tanto por el acto en sí del chupeteo y la descarga de las heces como por la descarga de la tensión que provocan. Por ejemplo, el hambre genera una tensión que es aliviada al recibir comida. El Bebé al nacer no se siente como una unidad, sino cúmulos de sensaciones, estímulos, percepciones, desorganizados. Va constituyendo un cuerpo y un Yo. El bebé va estableciendo una diferencia entre Yo/no Yo, o Yo/objetos del mundo exterior. Primero establece este par, luego va clasificando y distinguiendo tipos de objetos distintos.

El primer tiempo del Edipo lacaniano: Aquí el bebé ocupa el lugar del falo imaginario de la madre. Es decir, hay una idea de completud de la madre, de madre omnipotente, que el niñe es el objeto que le falta. El bebé primero se siente uno con la madre, luego capta la diferencia entre él y la madre, y se ubica como su objeto. La madre ubica también al niñe en ese lugar de objeto de su deseo, al ocuparse de él casi todo el día. Esto es necesario para que el niño sea cuidado ya que los primeros meses necesita muchas atenciones, mucha presencia, no solo para satisfacer el hambre, la sed, la limpieza, sino también porque siente molestias corporales, estímulos, tensiones, que muchas veces se solucionan solo gracias al sostén del otro. Pero ya desde el comienzo se instala un juego de presencia y ausencia, el otro no está todo el tiempo, quiere algo más allá de mí. A su vez, comienza a entrar en juego la demanda de amor: no solo quiero objetos sino la presencia del otro, expresiones de afecto, el otro libidiniza el cuerpo del bebé, comienza a sentar las bases del amor propio, el narcisismo, que es un componente del Yo.
Situamos aquí al estadio del Espejo: gracias al sostén de quien ocupa la función materna, el niñe va construyendo por percepción los límites de su cuerpo, cuando se mira en un espejo expresa una gran alegría porque ve una unidad ahí donde él siente esta acumulación desorganizada de estímulos. Entonces, a la primera división yo/no yo, yo/objeto, comienza a instalarse yo/otro. Al principio el bebe es voluntad pura del otro, porque no puede expresar su propia voluntad. Con el tiempo esto va cambiando, aparecen más las ausencias del otro, la elaboración de estas ausencias por medio de la experiencia (sabe que la madre va a volver después), va tolerando las esperas, va constituyéndose el principio de realidad.
Aquí podemos situar el Segundo tiempo, en el que el padre o alguna cuestión de la realidad priva al niñe del vínculo con la madre (porque tiene que trabajar, hacer otras cosas, o por otros vínculos de la madre). No solo el niño sino también la madre es privada: se le impide que el niñe sea su falo, es decir, lo único de su vida. Se pone en juego el Edipo de los padres. La madre debe aceptar esto: que el niñe no es su falo, debe aceptar este impedimiento y redirigirse a la vida, debe aceptar la Ley del deseo: que no hay un objeto que colme, que vivimos en la incompletud. Esta ley es propia de la humanidad. No ser el objeto que colma a la madre es una primera ley cultural que el niñe tiene que aceptar.
Luego, sobreviene el tercer tiempo del Edipo que es constituirse como sujeto deseante: asumir que el otro está incompleto, atravesado por la falta, hay un reconocimiento de la falta en el otro, de que no somos omnipotentes, todos tenemos límites y a su vez ganas de hacer cosas y un saber de que el niñe también lo está, que el falo es el objeto que falta, es saber que no hay objeto, que ningún objeto nos va a satisfacer y a su vez que vamos a pasar por diferentes objetos de interés, (tanto por amar a diferentes personas, actividades, estudios, cosas, etc). El falo se encuentra por fuera del padre, se encuentra en la cultura, es compartido por todos.

De lo dicho se desprende que Lacan le atribuye al Complejo de Edipo, efectos tales como:

a) un corte en el vínculo imaginario entre la madre y el niño: hay un límite entre el niño y la madre. Yo/otro. No hay completud. La madre que primeramente se ocupa de todas las necesidades del niñe, va cediendo su lugar a otros y también va sacando a ese niñe del lugar de único objeto de deseo.
b) la aceptación de la ley de prohibición del incesto,
c) la renuncia (a nivel imaginario) al deseo de contacto genital con el progenitor del otro sexo
d) la identificación a un ideal, (pierde al otro omnipotente, pero gana la introyección de un ideal)
e) la asunción del propio sexo.

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Tercera parte (corresponde a la clase del 26 de junio y a los textos “Neurosis y psicosis” y “La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis”).

Freud parte de la hipótesis comparativa: La neurosis es el resultado de un conflicto entre el Yo y el ello, mientras que la psicosis el conflicto es entre el Yo y el mundo exterior.

Neurosis: el yo no quiere tramitar una moción pulsional pujante en el ello, o le impugna el objeto que tiene por meta. El yo se defiende mediante la represión pero lo reprimido se procura una expresión sustitutiva: el síntoma. El Yo emprende una lucha contra el síntoma tal como se había defendido de la moción pulsional originaria. Cuando el yo emprende la represión obedece los dictados del superyó, dictados que a su vez tienen origen en el mundo exterior. El yo se puso del lado de esos poderes, los reclamos de ese mundo exterior tienen para él más fuerza o valor que los del ello. El yo entró en conflicto con el ello al servicio del superyó y la realidad.

Psicosis (esquizofrenia y paranoia): el yo no solo se rehúsa a admitir las percepciones actuales de la realidad, también le resta valor psíquico (investidura) al mundo interior. El yo se crea un mundo nuevo exterior e interior. Este nuevo mundo se edifica siguiendo los dictados del ello. El motivo de la ruptura con el mundo exterior fue una grave frustración (denegación) de un deseo por parte de la realidad, una frustración que pareció insoportable. Freud asimila psicosis y sueños: en los sueños se deforma la realidad en un estado de dormir, mientras que en la psicosis se lo realiza en vigilia. En la psicosis hay un retiro de la libido de los objetos: apatía afectiva, pérdida de participación en el mundo exterior, pérdida de interés por fuera del yo.
El delirio no es negativo: más bien Freud lo toma como una suplencia, un intento de curación o reconstrucción, un parche colocado en el lugar donde se produjo la desgarradura en el vínculo del yo con el mundo exterior.

Etiología común de Neurosis y psicosis: el no cumplimiento de uno de aquellos deseos de la infancia eternamente indómitos. El efecto patógeno depende de lo que haga el yo en ese conflicto: si permanece fiel a su vasallaje hacia el mundo exterior y procura sujetar al ello (neurosis) o si es avasallado por el ello y así se deja arrancar de la realidad.
Lo decisivo para la neurosis sería la hiperpotencia del influjo objetivo (de la realidad) y para la psicosis la hiperpotencia del ello. La pérdida de realidad (objetividad) estaría dada de antemano en la psicosis. Pero cada neurosis perturba también el vínculo del sujeto con la realidad. La neurosis es un medio para retirarse, huir de la vida real, cumplir esos deseos en la fantasía en vez de en el mundo exterior y el vínculo con otres.
Aquí Freud agrega que la situación inicial de la neurosis es que el yo, al servicio de la realidad, reprime una moción pulsional. Pero luego entran en juego otros procesos que buscan un resarcimiento de los sectores perjudicados del ello, son una reacción contra la represión y exhiben su fracaso. La neurosis es una represión fracasada. Ejemplo clínico: la mujer que reprime el amor por su cuñado ante la muerte de la hermana, mientras que la psicosis actúa una desmentida de la realidad, como si no se hubiera muerto la hermana.

2 pasos en la Neurosis:
1) El yo, al servicio de la realidad, reprime una moción pulsional.
2) Reacción contra la represión, resarcimiento de sectores perjudicados del ello: el síntoma, que guarda en sí tanto la prohibición como el deseo.

Estos dos pasos también se producen en la psicosis: en un primer tiempo un mecanismo arranca al yo de la realidad, mientras que el segundo indemniza los perjuicios y restablece el vínculo con la realidad. El segundo paso, la formación delirante o alucinación, presenta el carácter de la reparación, pero no a expensas de una limitación del ello sino por otro camino: la creación de una realidad nueva. Extrañamiento de la realidad + creación de una realidad nueva.

2 pasos en la Psicosis:
1) Extrañamiento de la realidad: Un mecanismo (la desestima) arranca al yo de la realidad
2) Creación de una realidad nueva: Mediante la formación delirante o alucinación: parche en la desgarradura inicial entre el yo y el mundo exterior, presenta el carácter de una reparación.

Tanto neurosis como psicosis expresan la rebelión del ello contra el mundo exterior, su incapacidad de aceptar una realidad. En la psicosis, a la huida de la realidad le sigue una fase de reconstrucción, en la neurosis, la obediencia inicial es seguida por un posterior intento de huida. La neurosis reprime un fragmento de la realidad q entra en conflicto con el ello. La psicosis desmiente la realidad y procura sustituirla.
Llamamos normal o sana a una conducta que reúne parte de ambas reacciones: que como la neurosis no desmiente la realidad pero como la psicosis se esfuerza por modificarla. Pero esta modificación se realiza en el mundo exterior, no en el mundo interior, como en la psicosis.
En la psicosis el fragmento de la realidad rechazado se va imponiendo cada vez más a la vida anímica, tal como en la neurosis lo hacía la moción reprimida.
En ambas, la tarea del segundo paso fracasa parcialmente, puesto que no puede crearse un sustituto cabal de la moción pulsional reprimida ni del fragmento de la realidad desmentido. Pero en la psicosis el acento cae en el primer paso que es en sí patológico y solo puede llevar a la enfermedad. El primer paso de la neurosis no es en sí patológico sino se logra en el marco de la salud aunque con sus costos de gasto psíquico requerido. La neurosis se conforma con evitar el fragmento de realidad correspondiente y protegerse del encuentro con el.

miércoles, 19 de junio de 2019

Guía de lectura para los textos sobre Neurosis y Psicosis


Las siguientes preguntas son una guía de lectura para los textos de Freud (1924) “Neurosis y psicosis” y “La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis”. El objetivo es que sean útiles para puntualizar los aspectos más importantes de los textos a los fines de la materia, y que también sirvan para su estudio.

1)   ¿Qué instancias entran en conflicto en la neurosis y en la psicosis? 
2)  ¿Cómo opera la represión en la neurosis? 
3) ¿En qué consiste el mecanismo de la psicosis, que Freud denomina “desestima” 
4)  ¿Qué sucede con la libido en la psicosis? 
5) ¿Por qué Freud sostiene que el delirio no es un hecho negativo en la psicosis? 
6) ¿Qué papel le atribuye a la fantasía en la neurosis?

miércoles, 12 de junio de 2019

Lecturas para la clase del 19 de junio · Estructuras clínicas freudianas

En esta clase vamos a tratar dos textos cortos pero con mucho contenido teórico sobre las estructuras clínicas freudianas y sus expresiones en términos patológicos: las neurosis y las psicosis.

Es importante realizar una primera lectura previa para aprehender lo mejor posible la teoría expuesta en la clase.

En el siguiente link se encuentran los dos textos:

1) "Neurosis y psicosis", páginas 151 a 159
2) "La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis", páginas 189 a 197.


TOMO XIX S. FREUD

miércoles, 5 de junio de 2019

Lecturas para la clase del 12 de junio: Aparato psíquico y Complejo de Edipo

En esta clase vamos a continuar con una introducción a la teoría psicoanalítica.
En primer lugar, vamos a retomar y ahondar en conceptualizaciones freudianas referidas al aparato psíquico.

El texto a leer es: "Esquema del psicoanálisis", texto escrito por Freud en el año 1938. Vamos a ver solo tres puntos:
I) El aparato psíquico,
II) Doctrina de las pulsiones
III) El desarrollo de la función sexual

[guíense por los títulos de esos tres puntos si van a fotocopiar.]

En segundo lugar, vamos a ver el Complejo de Edipo en Freud y en Lacan, a partir de un texto de Verónica Vega (link en el programa)