jueves, 19 de septiembre de 2019

Autismo y Psicosis infantiles

En esta clase vamos a ver un artículo de Beatriz Janin sobre autismo y psicosis infantiles. La autora es una reconocida psicóloga y psicoanalista dedicada a las patologías y la patologización de la infancia, que visitó la ciudad de Necochea en el 2013 y continúa desarrollando investigaciones, cursos, seminarios y charlas sobre estos temas. Dirige la revista "Cuestiones de infancia" a la que pueden recurrir para seguir indagando sobre estos temas.

link al texto:


Guía de lectura para el texto: “EL PSICOANALISTA ANTE LAS PATOLOGIAS “GRAVES” EN NIÑOS: ENTRE LA URGENCIA Y LA CRONICIDAD” de Beatriz Janin

1) De acuerdo a la autora, ¿con qué cuestionen se vinculan las ideas de urgencia, cronicidad al tratar las patologías en la infancia?
2) ¿Por qué considera fundamental el diagnóstico temprano?
3) ¿A qué suele asociarse la idea de gravedad?
4) ¿Qué lugar le da al uso de psicofármacos?
5) La autora sostiene que hay múltiples determinaciones para las diferentes patologías en la infancia. Enumere algunas.
6) ¿A qué se refiere cuando habla de un proyecto libidinal e identificatorio?
7) Explique con sus palabras la frase: “La posibilidad inscriptora y ligadora del niñx se enlaza con lo que él mismo representa en la economía libidinal de lxs padres”
8) ¿Por qué la autora prefiere hablar de autismos y no de autismo?
9) Identifique tipos de intervenciones posibles y cuáles son sus objetivos.




viernes, 6 de septiembre de 2019

Lectura para la clase del 18/9 · Cierre del Bloque Nº3


Ficha de cátedra Nº5: Síntesis del Bloque Nº3 – Prof. M. Luciana Nogueira

Las críticas a los manuales de la Asociación de Psiquiatría Americana (el DSM o Manual de los Desórdenes Mentales) y de la Organización Mundial de la Salud (la CIE o Clasificación Internacional de Enfermedades) que vimos en este bloque provienen tanto de sectores opositores a la psiquiatría hegemónica como de sectores que toman como eje teórico al psicoanálisis.
A modo de síntesis, ordenaremos estas críticas en base a tres tópicos:


1)     CONCEPCIÓN PSICOPATOLÓGICA:

La concepción de padecimiento mental como “trastorno” de la psiquiatría hegemónica implica una visión utilitarista y pragmática del sufrimiento y del campo de la salud mental. El padecimiento mental se desvincula de las causas sociales, histórico-culturales, económicas, familiares y vinculares que contribuyeron a su origen. Por el contrario, el trastorno es concebido como un agente externo y como un “cuerpo extraño”, que como un virus “infecta” al sujeto y produce su sintomatología, de lo que el sujeto debe deshacerse lo antes posible. Desde esta perspectiva, se le resta importancia a la teoría que fundamenta al padecimiento mental y cómo el mismo se enmarca en cada configuración subjetiva particular. A su vez, la expresión de cada trastorno se concibe como idéntica en toda la población, y por ello el tratamiento también es homogéneo y no requiere basamento en ninguna hipótesis etiológica.
El afán mercantil sobre la enfermedad y el esfuerzo por evitar cualquier tipo de cuestionamiento del orden social impuesto, desemboca en la patologización de la vida cotidiana, en particular la de la infancia. Asimismo, procesos esperables en determinadas situaciones o ciclos vitales se catalogan como patológicos, provocando una expansión del espectro de anormalidad con el consiguiente achicamiento del campo de lo “normal”.
Para el psicoanálisis, en cambio, el padecimiento mental está atravesado por una perspectiva ética, y por la expresión particular de los conflictos subjetivos en una determinada comunidad y sistema social, económico y político. Los síntomas “hablan” y “dicen” sobre el sujeto que los porta, si bien hay criterios diagnósticos ningún padecimiento se presenta igual en dos sujetxs. Son partes constitutivas de un entrecruzamiento de coordenadas subjetivas en un momento dado, que se expresan en contextos precisos. Desde una teoría en permanente construcción sobre la causalidad y el abordaje de los padecimientos psíquicos, su abordaje se basa en la producción de salud mental, teniendo como eje la constitución, consolidación o restablecimiento de lazos sociales y de producción de subjetividad


2)     TRATAMIENTO:

Para la psiquiatría dominante, el objetivo del tratamiento es la supresión de los síntomas, y para ello se privilegia como metodología el uso de psicofármacos. Bajo la premisa de la patologización creciente, se procede a la medicalización de la sociedad. La finalidad es el control del desorden, bajo el ideal de adaptación e integración ligado a la necesidad mercantil capitalista de producir y consumir. El padecimiento mental es considerado anormal y provocador de desorden social, por ello, bajo la premisa de un supuesto beneficio colectivo, se ataca al trastorno a fin de erradicarlo del sujeto.
A diferencia de esta concepción, el psicoanálisis prioriza la palabra y el vínculo como vector del tratamiento. Poner en palabras ante otrxs, agentes de salud mental, el malestar y/o sufrimiento y sus conexiones con la historia subjetiva y el contexto, expresar su relación con deseos, límites, situaciones, lazos, que el sujeto padece y quiere transformar, son brújulas del tratamiento. La problematización subjetiva de normas morales y sociales que oprimen al sujeto se considera saludable. La posibilidad de instaurar propias normas y de cierto grado de disfrute en el malestar colectivo en la cultura, la expresión subjetiva de algo del orden del deseo, la canalización de la pulsión en lazo social, son indicadores de salud. Desanudar, mediante la palabra, el sentido del síntoma que oprime al sujeto y lo detiene en su vida, tiene estos objetivos.


3)     POSICIÓN DE LXS AGENTES DE SALUD:

Para la psiquiatría hegemónica, el agente de salud es quien posee el saber tanto sobre la sintomatología como sobre el tratamiento. El paciente debe limitarse a obedecer sus dictámenes lo más fielmente posible para acceder a su curación. No importan los efectos adversos de los psicofármacos porque el objetivo es eliminar el síntoma. Si surgen nuevos síntomas, son responsabilidad de la debilidad del sujeto o de la hostilidad del entorno, nunca es responsable de esto el médico ni se pone en duda la eficacia del tratamiento adoptado.
Desde el psicoanálisis, los agentes de salud solo cobran importancia en relación con la persona asistida. Es la propia persona quien posee el saber de su padecimiento, y por ello el agente de salud debe, sobre todo, escucharla. Las propuestas de intervención y tratamiento se basarán en esta escucha, y su puesta en diálogo con el paciente es lo que demostrará, a posteriori, su eficacia y repercusiones subjetivas. Si bien los psicofármacos pueden acompañar el resto de los tratamientos en determinados momentos, o en ciertos padecimientos, nunca son los protagonistas centrales del mismo, si no la propia persona, y como reelabora sucesivamente, con ayuda del agente de salud, su configuración vital.

***

En cuanto a la Ley Nacional de Salud Mental, desde el psicoanálsis marxista se destacan las reelaboraciones y nuevos interrogantes que introdujo esta ley, en especial el cambio de concepción de la enfermedad al padecimiento subjetivo y su imbricación con los derechos humanos en sentido amplio. A su vez, se señalan límites de dicha ley, en particular:
-las deficiencias presupuestarias, de recursos y de profesionales,
-el bajo salario y la precarización laboral de gran parte de lxs agentes de salud,
-la falta de dispositivos que suplanten a los manicomiales,
-la persistencia de la judicialización de lxs sujetxs con patologías mentales,
-el carácter clasista que aun impera, ejemplificado en la creciente privatización de la salud mental con la consecuente exclusión de amplios sectores populares con bajos recursos.