viernes, 23 de agosto de 2019

Agosto. Condado de Osage

Agosto. Condado de Osage on line


La histeria se articula alrededor de la pregunta ¿Qué es ser mujer?, interrogante en el que influyen decididamente los ideales de la sociedad capitalista, patriarcal y racista, que adjudican a las mujeres determinadas particularidades culturales, sociales, políticas, económicas y subjetivas. En los casos de histeria, es la otra la que sabe cómo ser mujer, porque representa o semblantea ciertas características que responden a ese ideal. En el caso de la película, aparecen: la belleza de la juventud, el estar casada con un hombre, ser heterosexual, maquillarse y/o arreglarse para los hombres y la cordura. Como contrapartida, se establecen por oposición rasgos negativos adjudicados a los personajes de las mujeres: la decrepitud de las “viejas” y su imposibilidad de competir con las jóvenes por los hombres, el hecho de estar separada (lo cual se adjudica negativamente a la mujer, por “no cumplir” o “no hacer feliz” al varón), ser homosexual, estar “desarreglada” y la locura. Violet, Barbara e Ivy expresan algunas de estas características que toman una vertiente de sufrimiento, ya que imposibilitan el establecimiento de un lazo con las otras y los otros y conllevan a la separación total como la única salida al vínculo tortuoso. La decisión de irse o quedarse con la madre es puesta en juego de forma constante.
Vemos al menos tres casos de histeria en la madre y las hijas de la película, ubicadas en relación con el otro como objeto de goce: las hijas son usadas o maltratadas por la madre. Asimismo, la insatisfacción llevada al extremo de la queja y el padecer constante sobre sus propias vidas y los vínculos con los otrxs aparece en todos los personajes. En cuanto a las hijas, se observa una identificación por oposición: Barbara es la hija amada e Ivy la degradada, esta última se ocupa de mantenerse en ese lugar cumpliendo con las exigencias de su madre y solo encuentra como escape el vínculo incestuoso con su primo/medio hermano. Vivir a través de la otra es una constante, la identificación sustituye al encuentro con la otra mujer como par. Por ello se observan dos tipos de vínculos predominantes: la competencia en la que solo una puede ocupar el lugar vencedor, o la búsqueda de que la otra ocupe su lugar (o su posición). A la vez, prima la decepción con relación a las figuras masculinas, ubicadas como impotentes, desleales, narcisistas, de los cuales no se puede tener “ninguna expectativa”. Sin embargo, se observa cómo las mujeres en última instancia se someten a sus arbitrios, ya sea para acatarlos o para repudiarlos, no hay salida propiamente femenina a las problemáticas que se plantean. La única resolución que vemos es la cuestión del cuidado de Violet, que queda a cargo de Johnna, la empleada doméstica aborigen contratada por Beverly como su última decisión antes de morir. Aquí vemos una intersección entre opresión de género y racismo, ante el trato despectivo hacia su cuidadora por parte de Violet. Esta cuestión, si bien es problematizada en la película, no deja de constituir una discriminación mediante el tono humorístico al respecto. Algo similar sucede en cuanto al tratamiento del veganismo.

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