Esta
película narra la intersección de tres historias sobre tres mujeres, en tres
épocas distintas. Una historia es real, la de la escritora Virginia Woolf que transcurre
en los años 20. La segunda y la tercera están basadas en un libro de esta
escritora, titulado “La señora Dalloway”.
Las horas
está basada en el libro de Michael Cunningham, cuyo argumento es el nexo de
unión de la historia de Virginia Woolf con su enfermedad psíquica (psicosis
maníaco-depresiva); la historia de Laura Brown, una ama de casa que vive
desolada y sin sentido de la Norteamérica de después de la segunda guerra
mundial, y posiblemente aquejada de una depresión profunda; y finalmente de Clarissa
Vaughan, una mujer situada en nuestros tiempos y que vive refugiada en la
enfermedad de Richard Brown – su amor platónico de juventud -, un poeta y
escritor que padece SIDA a quien se esfuerza por cuidar.
El libro
“La Señora Dalloway” (cuyo nombre de pila es Clarissa) trata sobre un ama de
casa de entreguerras que está organizando una fiesta. El argumento transcurre
en un solo día. En general, sus temáticas rondan al feminismo, la bisexualidad,
la política, la medicina y la locura, una crítica aguda a la sociedad entre
guerras y a la época victoriana en general, al rol asignado a las mujeres como
el proverbial "Angel en la Casa" y la represión sexual y económica
consecuente. Durante la fiesta que realiza la protagonista, un joven que
regresó de la guerra perturbado culmina suicidándose al arrojarse de una
ventana, tal como lo hace Richard (el poeta del cual Clarissa está enamorada).
En Las
horas esta historia es reactualizada por Laura Brown, que se va de su casa y
abandona a sus dos hijxs, y por Clarissa Vaughan, mujer enamorada del hijo de
Laura Brown desde su adolescencia. Este hombre la dejó y luego mantuvo un
vínculo homosexual durante años. Hasta los últimos momentos de su vida sufrió
el abandono de su madre y un fuerte rencor contra ella. Laura Brown aparece
luego del suicidio de su hijo y cuenta a Clarissa, su pareja y su hija el
motivo del abandono: la vida como madre/ ama de casa, cumpliendo con el papel
adjudicado socialmente a la mujer, la había sumido en una depresión profunda.
Luego de intentar infructuosamente suicidarse, decidió marcharse y abandonar a
su familia para vivir una vida independiente.
Esta
resolución no era la que Virginia Woolf había ideado inicialmente para su libro,
ya que en principio el suicidio sería un acto cometido por su “heroína”, como
forma de salir de la situación que la apenaba. Podríamos pensar que este cambio
en su destino fue un intento de la propia Virginia por continuar enlazada a la
vida, y también una expresión de su constante lucha contra la consumación de su
suicidio, lo cual efectuó en 1941. Esto se muestra en la escena inicial de la
película, junto con la carta que dejó a su marido antes de ahogarse en un lago.
Podemos ver en ella los autorreproches y autorebajamiento del yo. A su vez, la
conciencia del empeoramiento de su enfermedad, la dificultad para recuperarse
que señala y las alucinaciones auditivas o “voces” que la torturaban. La
inapetencia y/o rechazo a los alimentos también es otro síntoma que se enmarca
en su padecimiento.
Virginia padeció varios
brotes que desencadenaron en intentos de suicidio a lo largo de su vida. Los
primeros ocurrieron tras el fallecimiento de su madre, su hermana y luego su
padre. A la vez, biógrafos señalan que tanto ella como su hermana fueron abusadas
por sus medio hermanos, lo cual también se vinculaba con los estallidos de las
crisis.
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