miércoles, 21 de agosto de 2019

FICHA DE CÁTEDRA Nº4: ESTRUCTURAS CLÍNICAS Y FORMAS DE PRESENTACIÓN


FICHA DE CÁTEDRA Nº4: ESTRUCTURAS CLÍNICAS Y FORMAS DE PRESENTACIÓN: puntualizaciones acerca de la histeria, la neurosis obsesiva, la fobia, la paranoia, la psicosis maníaco-depresiva y la esquizofrenia, desde el psicoanálisis.

A continuación, veremos en forma muy sintética las principales características de las formas de Neurosis y Psicosis según el psicoanálisis. Las mismas serán profundizadas mediante la realización de un trabajo práctico a partir de films sobre cada una de ellas, y su posterior exposición y debate en clase.

Histeria:
La histeria se estructura en relación con la pregunta ¿qué es ser mujer?, que se articula no solo con respecto a “las otras” mujeres sino también a la identificación viril. A partir de esa pregunta la histérica construye un deseo incumplido o insatisfecho. En cuanto a sus mecanismos de formación de los síntomas, predomina la represión de fantasías inconcientes vinculadas a la sexualidad infantil (amor, decepción y deseo sexual hacia la madre; y amor, deseo sexual e impotencia en relación con el padre). Este mecanismo se conjuga con la conversión, que traslada al cuerpo el afecto propio de las representaciones reprimidas. La identificación con lxs otrxs -en particular con “la otra” mujer y con lo que se capta de su deseo- es uno de los rasgos que predominan entre las manifestaciones de esta forma de la neurosis. A su vez, esta identificación se expresa en la puesta en juego del deseo de la histérica: ubicarse como objeto del deseo (o del goce) del Otrx es lo que regula la insatisfacción de este deseo. La teatralidad o pantomima frecuente en la histeria es propia de este “darse a mirar” con el fin de captar algo del deseo del otrx para cumplir ese papel. Al mismo tiempo, la propia ubicación como sujetx deseante se conjuga con una demanda de amor hacia el otrx.

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Neurosis obsesiva:
La neurosis obsesiva se estructura en relación con la pregunta ¿qué es la muerte? A partir de esa pregunta el neurótico obsesivo construye un deseo imposible. Por eso se observa una preminencia de la duda y la procastinación para evitar los actos que implicarían para el sujeto la puesta en juego de algo del orden del deseo, porque el mismo se vincula con la idea de muerte. Las expresiones sintomatológicas se nuclean fundamentalmente en la esfera del pensamiento (ideas obsesivas, rumia mental) pero también en acciones obsesivas y rituales que el sujeto cree que debe llevar a cabo porque, de lo contrario, “algo terrible sucederá”. Por ello, surgen una gran cantidad de inhibiciones que el neurótico obsesivo debe imponerse. Hay un predominio de rasgos de carácter vinculados al erotismo anal, referidos al orden, la limpieza y sus contrarios (desorden, suciedad). El vínculo con el objeto comporta una ambivalencia (amor-odio) y son comunes “formaciones reactivas” que consisten en transformar la expresión del afecto en su contrario. El superyó plantea elevadas exigencias hacia el yo, que oscila entre el acatamiento y la rebelión contra las mismas.

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Fobia:
La fobia es una forma de presentación de la neurosis caracterizada por la expresión súbita de una angustia que no tiene un objeto preciso y definido, que irrumpe en el sujeto. Una moción pulsional inaceptable se sustituyó por otra representación, que transforma esa angustia inespecífica en una fobia hacia un objeto determinado y puntual. En este objeto, el fóbico desplaza la angustia. En otras palabras, el Yo emprende una huida para que la representación que provoca la angustia no irrumpa en la conciencia. La consecuencia de esta huida son las evitaciones, renuncias y prohibiciones propias de la expresión de las fobias. Así, el peligro pulsional es proyectado hacia afuera, y el yo se comporta como si el peligro del desarrollo de la angustia no lo amenazase desde una moción pulsional, sino desde una percepción y objeto externos, que puede evitar alejándose de ellos.
La angustia en la fobia remite a dos vertientes: por un lado, a la imposibilidad de ubicarse como objeto de deseo de la madre, es decir, como el falo imaginario de la madre. Esta vertiente se liga con la carencia de la “función materna” de cuidados y protección. Por otra parte, una segunda vertiente se enlaza con la imposibilidad de salir de esta posición, ligado a una carencia de la función del padre que pone un corte y establece la separación entre madre, niño, y falo.

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Paranoia:
La paranoia se caracteriza por las formaciones delirantes, cuya elaboración por parte del sujeto producen una “alteración del yo”. El mecanismo propio de la paranoia es la proyección: las mociones pulsionales y los reproches del superyó son expulsados hacia el afuera y retornan hacia el sujeto bajo la forma de pensamientos alucinatorios enunciados en voz alta.
Freud postula que la paranoia implicaría un avance de la corriente autoerótica. En el desarrollo libidinal, la libido que primeramente es autoerótica, pasa por un estadio posterior de Narcisismo y luego a la fase de elección de objeto fuera de sí mismo. El punto débil del desarrollo libidinal de los paranoicos ha de buscarse en el tramo entre autoerotismo y narcisismo, situando en el narcisismo la predisposición patológica por fijación de la paranoia. De aquí que ocurre un desasimiento de la libido de las personas y cosas antes amadas, todo se le vuelve indiferente. El paranoico luego intenta reestablecer este vínculo a partir de la reconstrucción de un nuevo mundo desde su delirio.
Según Freud, el carácter paranoico es la expresión de la manera de defenderse de una fantasía de deseo homosexual inconsciente, frente a este avance de libido homosexual se reacciona con un delirio de persecución. La defensa contra un deseo homosexual se estructura en relación a una frase primera, en la cual se plantea un “Yo la amo (si el sujeto se autopercibe como mujer)” o “Yo lo amo (si el sujeto se autopercibe como varón). Frente a esta forma lingüística se proponen cuatro formas de contradicción y cuatro tipos de delirios, ejemplificamos para el caso de las mujeres:
-Delirio de persecución: Yo no la amo porque ella me persigue. La perseguidora es la anteriormente amada.
-Erotomanía: Yo no la amo, yo lo amo a él porque él me ama. Son depositarios de un amor que viene desde afuera.
-Delirio de celos: Yo no la amo, es él quien la ama. Se expresan celos hacia el varón que en realidad están orientados hacia las mujeres que se supone que lo aman.
-Delirio de grandeza o megalomanía: Yo no la amo en absoluto, y no amo a nadie. Solo me amo a mí misma.
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Melancolía o psicosis maníaco depresiva:
La melancolía es una forma de psicosis que presenta excesivos y crueles autoreproches del superyó y delirio de insignificancia sobre el yo. Por esto, Freud la distingue del resto de las psicosis (en las que el conflicto fundamental incurría entre el Yo y el mundo exterior), explicando que el conflicto ocurre entre el yo y el superyó. La peculiaridad más notable de la melancolía es su tendencia a volverse del revés en la manía, un estado que presenta los síntomas opuestos, aunque no toda melancolía tiene este destino.
Freud compara al duelo con la melancolía haciendo una salvedad: mientras que el duelo surge a consecuencia de la pérdida de un objeto real, la melancolía se refiere a la pérdida de un objeto interno indefinido, que produce a la vez un sentimiento de pérdida en el yo. Sus semejanzas radican en un sentimiento de desazón, la pérdida del interés por el mundo exterior, de la capacidad de amar y la inhibición de toda productividad. Pero la particularidad de la melancolía es: “una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y autodenigraciones y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo” (Freud, 1917: 242). Esto se expresa en delirios de indignidad y en fenómenos de mortificación (Soler, 1991): el sujeto se concibe como un ser moralmente despreciable y orienta reproches y denigraciones hacia la espera de repulsión y castigo. Otras expresiones patológicas que pueden aparecen son el insomnio y el rechazo a alimentarse, lo que pone en riesgo su integridad física. En contraposición al duelo, no se trata aquí de que el mundo se haya vuelto “pobre y vacío”, sino que esto es lo que le sucede al yo.
La manía es la contracara de este estado, y se caracteriza por alegría desbordante y un júbilo triunfal ilimitado, hiperproductividad y exaltación de sí y del mundo. Se produce una inversión de la instancia psíquica predominante: mientras que en la melancolía es yo es dominado por el superyó a través de los autorreproches que conducen a su rebajamiento, en la manía el yo domina al superyó tirano y se libera de todas sus presiones: el yo se rebela frente a la severidad previa del superyó temporalmente. Las dificultades en el desasimiento y pérdida de los progenitores “ideales” de la infancia es lo que entraría en juego en la causación de esta forma de psicosis: la incompletud del Otrx no es resignificada por el sujeto.
A diferencia del delirio en las otras formas de psicosis, el delirio melancólico no ofrece muchas posibilidades de restitución, ya que impide reinvestir nuevos objetos en una nueva realidad o apelar al apoyo de la fantasía. Por este motivo el sufrimiento que se experimenta y el predominio de la pulsión de muerte puede llegar a ser muy elevado en estos casos.

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Esquizofrenia:
Freud destaca en la esquizofrenia dos expresiones fundamentales: el delirio de grandeza y la apatía o extrañamiento de su interés respecto al mundo exterior. A esto último se refiere con la frase “toda la libido está en el yo”, como contrapartida de este retiro de la libido de los objetos. A diferencia de la paranoia, la regresión de la libido llegaría hasta el primer estado de la misma, el autoerotismo. Por ello, fenómenos vinculados con la pulsión parcial oral son frecuentes. Freud se pregunta por el destino de la libido sustraída a los objetos en la esquizofrenia y elabora como respuesta que el delirio de grandeza nació a expensas de aquella libido sustraída de los objetos. Este delirio vendría a ser la amplificación y el despliegue de un estado antes existente de predominio del Narcisismo. También surgen fenómenos corporales, tales como hipocondría, automutilaciones y sensaciones de despedazamiento. En cuanto al lenguaje, son comunes la formulación de neologismos, con un significado personal, así como el entendimiento literal de palabras y frases.


Bibliografía:

  • Abinzano, Rodrigo (2018). Aproximación al concepto de esquizofrenia: de la psiquiatría al psicoanálisis. Rev. Investigaciones en psicología Nº23, Fac. de Psicología – UBA, 7-14.
  • De Battista, Julieta; Varela, Jesica y Dinamarca, Mariana (2016). Factores desencadenantes, estructura y función del síntoma fóbico en la infancia: análisis de dos casos clínicos paradigmáticos. En Rev. Latinoam. Psicopat. Fund., São Paulo, 19(3), 403-419.
  • Freud, Sigmund (1895a). “Manuscrito H: La paranoia”. En Obras Completas, vol. I (pp. 246-252). Buenos Aires: Amorrortu.
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  • Freud, Sigmund (1911). “Sobre un caso de paranoia descrito autobiográcamente (Schreber)”. En Obras Completas, vol. XII (pp. 1-76). Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, Sigmund (1915a). “Introducción del narcisismo”. En Obras Completas, vol. XIV (pp. 65-98). Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, Sigmund (1915b). “Lo inconciente”. En Obras Completas, vol. XIV (pp. 153-213). Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, Sigmund (1924a). “Neurosis y psicosis”. En Obras Completas, vol. XIX (pp. 151-160). Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, Sigmund (1924b). “La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis”. En Obras Completas, vol. XIX (pp. 189-198). Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, Sigmund (1917). “Duelo y Melancolía. En Obras Completas, vol. XIV. Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, Sigmund (1918). De la historia de una neurosis infantil (el “hombre de los lobos”). En Obras Completas, vol. XVII. Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, Sigmund (1916-17). Conferencias de Introducción al Psicoanálisis. Conferencia 23: Los caminos de la formación de síntoma. En Obras Completas, vol XVI. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
  • Freud, Sigmund (1921). Psicología de las masas y análisis del yo (apartado VII). En Obras completas, vol. XVIII. Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, Sigmund (1932). Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Conferencia 32: Angustia y vida pulsional. En Obras Completas, vol. XXII, p. 75-88 y 100-103. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
  • Miller, Jacques-Alain (2001). Cómo se inventan nuevos conceptos en psicoanálisis. En Virtualia, Revista digital de la Escuela de Orientación Lacaniana Nº3, 2-8.
  • Soler, Colette. (1991). Estudios sobre las psicosis. Buenos Aires: Manantial.
  • Volta, Luis; Zanassi, Sergio; Erbetta Anahí y Campodónico, Nicolás (216). “Capítulo 7: Oscilaciones de la melancolía”. En De Battista, Julieta: Las psicosis en Freud. Buenos Aires: EDULP.


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