FICHA DE CÁTEDRA Nº4:
ESTRUCTURAS CLÍNICAS Y FORMAS DE PRESENTACIÓN: puntualizaciones
acerca de la histeria, la neurosis obsesiva, la fobia, la paranoia, la psicosis
maníaco-depresiva y la esquizofrenia, desde el psicoanálisis.
A continuación, veremos en forma
muy sintética las principales características de las formas de Neurosis y
Psicosis según el psicoanálisis. Las mismas serán profundizadas mediante la
realización de un trabajo práctico a partir de films sobre cada una de ellas, y
su posterior exposición y debate en clase.
Histeria:
La
histeria se estructura en relación con la pregunta ¿qué es ser mujer?, que se
articula no solo con respecto a “las otras” mujeres sino también a la
identificación viril. A partir de esa pregunta la histérica construye un deseo
incumplido o insatisfecho. En cuanto a sus mecanismos de formación de los
síntomas, predomina la represión de fantasías inconcientes vinculadas a la
sexualidad infantil (amor, decepción y deseo sexual hacia la madre; y amor,
deseo sexual e impotencia en relación con el padre). Este mecanismo se conjuga
con la conversión, que traslada al cuerpo el afecto propio de las
representaciones reprimidas. La identificación con lxs otrxs -en particular con
“la otra” mujer y con lo que se capta de su deseo- es uno de los rasgos que
predominan entre las manifestaciones de esta forma de la neurosis. A su vez, esta
identificación se expresa en la puesta en juego del deseo de la histérica: ubicarse
como objeto del deseo (o del goce) del Otrx es lo que regula la insatisfacción
de este deseo. La teatralidad o pantomima frecuente en la histeria es propia de
este “darse a mirar” con el fin de captar algo del deseo del otrx para cumplir
ese papel. Al mismo tiempo, la propia ubicación como sujetx deseante se conjuga
con una demanda de amor hacia el otrx.
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Neurosis obsesiva:
La
neurosis obsesiva se estructura en relación con la pregunta ¿qué es la muerte?
A partir de esa pregunta el neurótico obsesivo construye un deseo imposible.
Por eso se observa una preminencia de la duda y la procastinación para evitar
los actos que implicarían para el sujeto la puesta en juego de algo del orden
del deseo, porque el mismo se vincula con la idea de muerte. Las expresiones
sintomatológicas se nuclean fundamentalmente en la esfera del pensamiento
(ideas obsesivas, rumia mental) pero también en acciones obsesivas y rituales
que el sujeto cree que debe llevar a cabo porque, de lo contrario, “algo
terrible sucederá”. Por ello, surgen una gran cantidad de inhibiciones que el
neurótico obsesivo debe imponerse. Hay un predominio de rasgos de carácter
vinculados al erotismo anal, referidos al orden, la limpieza y sus contrarios
(desorden, suciedad). El vínculo con el objeto comporta una ambivalencia
(amor-odio) y son comunes “formaciones reactivas” que consisten en transformar
la expresión del afecto en su contrario. El superyó plantea elevadas exigencias
hacia el yo, que oscila entre el acatamiento y la rebelión contra las mismas.
***
Fobia:
La fobia es una forma de
presentación de la neurosis caracterizada por la expresión súbita de una
angustia que no tiene un objeto preciso y definido, que irrumpe en el sujeto.
Una moción pulsional inaceptable se sustituyó por otra representación, que
transforma esa angustia inespecífica en una fobia hacia un objeto determinado y
puntual. En este objeto, el fóbico desplaza la angustia. En otras palabras, el Yo
emprende una huida para que la representación que provoca la angustia no
irrumpa en la conciencia. La consecuencia de esta huida son las evitaciones,
renuncias y prohibiciones propias de la expresión de las fobias. Así, el
peligro pulsional es proyectado hacia afuera, y el yo se comporta como si el
peligro del desarrollo de la angustia no lo amenazase desde una moción
pulsional, sino desde una percepción y objeto externos, que puede evitar
alejándose de ellos.
La
angustia en la fobia remite a dos vertientes: por un lado, a la imposibilidad
de ubicarse como objeto de deseo de la madre, es decir, como el falo imaginario
de la madre. Esta vertiente se liga con la carencia de la “función materna” de
cuidados y protección. Por otra parte, una segunda vertiente se enlaza con la
imposibilidad de salir de esta posición, ligado a una carencia de la función
del padre que pone un corte y establece la separación entre madre, niño, y
falo.
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Paranoia:
La paranoia se caracteriza por
las formaciones delirantes, cuya elaboración por parte del sujeto producen una
“alteración del yo”. El mecanismo propio de la paranoia es la proyección: las
mociones pulsionales y los reproches del superyó son expulsados hacia el afuera
y retornan hacia el sujeto bajo la forma de pensamientos alucinatorios
enunciados en voz alta.
Freud postula que la paranoia
implicaría un avance de la corriente autoerótica. En el desarrollo libidinal,
la libido que primeramente es autoerótica, pasa por un estadio posterior de
Narcisismo y luego a la fase de elección de objeto fuera de sí mismo. El punto
débil del desarrollo libidinal de los paranoicos ha de buscarse en el tramo
entre autoerotismo y narcisismo, situando en el narcisismo la predisposición
patológica por fijación de la paranoia. De aquí que ocurre un desasimiento de
la libido de las personas y cosas antes amadas, todo se le vuelve indiferente.
El paranoico luego intenta reestablecer este vínculo a partir de la
reconstrucción de un nuevo mundo desde su delirio.
Según Freud, el carácter
paranoico es la expresión de la manera de defenderse de una fantasía de deseo
homosexual inconsciente, frente a este avance de libido homosexual se reacciona
con un delirio de persecución. La defensa contra un deseo homosexual se
estructura en relación a una frase primera, en la cual se plantea un “Yo la amo
(si el sujeto se autopercibe como mujer)” o “Yo lo amo (si el sujeto se
autopercibe como varón). Frente a esta forma lingüística se proponen cuatro
formas de contradicción y cuatro tipos de delirios, ejemplificamos para el caso
de las mujeres:
-Delirio de persecución: Yo
no la amo porque ella me persigue. La perseguidora es la
anteriormente amada.
-Erotomanía: Yo no la
amo, yo lo amo a él porque él me ama. Son depositarios de un amor
que viene desde afuera.
-Delirio de celos: Yo
no la amo, es él quien la ama. Se expresan celos hacia el varón que
en realidad están orientados hacia las mujeres que se supone que lo aman.
-Delirio de grandeza o
megalomanía: Yo no la amo en absoluto, y no amo a nadie. Solo
me amo a mí misma.
***
Melancolía o psicosis
maníaco depresiva:
La melancolía es una forma de
psicosis que presenta excesivos y crueles autoreproches del superyó y delirio
de insignificancia sobre el yo. Por esto, Freud la distingue del resto de las
psicosis (en las que el conflicto fundamental incurría entre el Yo y el mundo
exterior), explicando que el conflicto ocurre entre el yo y el superyó. La
peculiaridad más notable de la melancolía es su tendencia a volverse del revés
en la manía, un estado que presenta los síntomas opuestos, aunque no toda
melancolía tiene este destino.
Freud compara al duelo con la
melancolía haciendo una salvedad: mientras que el duelo surge a consecuencia de
la pérdida de un objeto real, la melancolía se refiere a la pérdida de un
objeto interno indefinido, que produce a la vez un sentimiento de pérdida en el
yo. Sus semejanzas radican en un sentimiento de desazón, la pérdida del interés
por el mundo exterior, de la capacidad de amar y la inhibición de toda
productividad. Pero la particularidad de la melancolía es: “una rebaja en el
sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y autodenigraciones y se
extrema hasta una delirante expectativa de castigo” (Freud, 1917: 242). Esto se
expresa en delirios de indignidad y en fenómenos de mortificación (Soler,
1991): el sujeto se concibe como un ser moralmente despreciable y orienta
reproches y denigraciones hacia la espera de repulsión y castigo. Otras
expresiones patológicas que pueden aparecen son el insomnio y el rechazo a
alimentarse, lo que pone en riesgo su integridad física. En contraposición al
duelo, no se trata aquí de que el mundo se haya vuelto “pobre y vacío”, sino
que esto es lo que le sucede al yo.
La manía es la contracara de este
estado, y se caracteriza por alegría desbordante y un júbilo triunfal
ilimitado, hiperproductividad y exaltación de sí y del mundo. Se produce una
inversión de la instancia psíquica predominante: mientras que en la melancolía
es yo es dominado por el superyó a través de los autorreproches que conducen a
su rebajamiento, en la manía el yo domina al superyó tirano y se libera de
todas sus presiones: el yo se rebela frente a la severidad previa del superyó
temporalmente. Las dificultades en el desasimiento y pérdida de los
progenitores “ideales” de la infancia es lo que entraría en juego en la
causación de esta forma de psicosis: la incompletud del Otrx no es
resignificada por el sujeto.
A
diferencia del delirio en las otras formas de psicosis, el delirio melancólico
no ofrece muchas posibilidades de restitución, ya que impide reinvestir nuevos
objetos en una nueva realidad o apelar al apoyo de la fantasía. Por este motivo
el sufrimiento que se experimenta y el predominio de la pulsión de muerte puede
llegar a ser muy elevado en estos casos.
***
Esquizofrenia:
Freud destaca en la esquizofrenia
dos expresiones fundamentales: el delirio de grandeza y la apatía o
extrañamiento de su interés respecto al mundo exterior. A esto último se
refiere con la frase “toda la libido está en el yo”, como contrapartida de este
retiro de la libido de los objetos. A diferencia de la paranoia, la regresión
de la libido llegaría hasta el primer estado de la misma, el autoerotismo. Por
ello, fenómenos vinculados con la pulsión parcial oral son frecuentes. Freud se
pregunta por el destino de la libido sustraída a los objetos en la
esquizofrenia y elabora como respuesta que el delirio de grandeza nació a
expensas de aquella libido sustraída de los objetos. Este delirio vendría a ser
la amplificación y el despliegue de un estado antes existente de predominio del
Narcisismo. También surgen fenómenos corporales, tales como hipocondría,
automutilaciones y sensaciones de despedazamiento. En cuanto al lenguaje, son
comunes la formulación de neologismos, con un significado personal, así como el
entendimiento literal de palabras y frases.
Bibliografía:
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En Rev.
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- Miller, Jacques-Alain (2001). Cómo se inventan nuevos conceptos en psicoanálisis. En Virtualia, Revista digital de la Escuela de Orientación Lacaniana Nº3, 2-8.
- Soler, Colette. (1991). Estudios sobre las psicosis. Buenos Aires: Manantial.
- Volta, Luis; Zanassi, Sergio;
Erbetta Anahí y Campodónico, Nicolás (216). “Capítulo 7: Oscilaciones de la
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Aires: EDULP.
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